Aunque sepas y tengas asumido que la ITV mira porque sea seguro circular con tu vehículo, da mucha rabia no superarla y tener que volver. Más aún si es debido a defectos que hubiésemos podido detectar nosotros.
Es cierto que hay defectos que están fuera de nuestro alcance como usuarios. Es precisamente en ellos donde pasar la ITV cobra más sentido aún, porque así se evita que los vehículos circulen suponiendo un peligro. Hablamos por ejemplo de defectos graves en los frenos, aunque si notas alguno de estos síntomas es que hay algún problema en el sistema de frenado y, por tanto, es recomendable pasar por el mecánico.
Tampoco olvides de acudir al taller para realizar las revisiones periódicas pertinentes. Hacerlo aumentarán tus posibilidades de no tener que volver a la ITV a pasar una segunda inspección.
Sin embargo, los defectos que te mencionamos a continuación son los fallos más habituales que causan desfavorables en la ITV y que cualquier conductor podría evitar.
Luces: comprueba que todas las bombillas del sistema de alumbrado y señalización de tu vehículo funcionan. ¡Hazlo como nuestros inspectores!
Limpiaparabrisas: asegúrate de que tienes líquido y que las escobillas limpian correctamente.
Neumáticos: la razón más habitual por la que deben cambiarse los neumáticos es por el desgaste. Todos los vehículos incorporan unos indicadores de desgaste, cuando el dibujo del neumático llega a su altura, es recomendable cambiarlo.
Cinturones de seguridad: asegúrate de que funcionan correctamente. En la ITV inspeccionamos que los puntos de anclaje estén bien, que cumplan la homologación y realizamos el clásico “tirón” para comprobar su bloqueo cuando se deslizan de forma brusca.
Puertas y ventanas: las ventanas y las puertas deben abrirse y cerrarse perfectamente y las puertas deben hacerlo tanto por dentro como por fuera.
La matrícula: debe estar en buenas condiciones, con el objetivo de que puedan ser perfectamente reconocidas y legibles desde cierta distancia. También deberán estar bien sujetas.
Asegúrate también de que tu vehículo responde a todas las características que aparecen en la ficha técnica del mismo. Recuerda que si realizas cualquier acción que modifique las características del vehículo se considera una reforma que deberás legalizar en la ITV. Y, si está todo correcto, será anotada en la ficha técnica.